La mayoría de gente cree que amar es fácil, que todo el
mundo saber amar, que sólo hay que hallar la persona "adecuada" para
que el amor surja automáticamente sin el menor requisito o esfuerzo por parte
de nadie. También se supone que si hay "química",
"enamoramiento", "pasión", entonces eso es precisamente el
amor ideal. Y asimismo se afirma que el amor-romance suele ser efímero, que la
rutina mata el amor, que la infidelidad destruye el matrimonio... Luego, están
todas esas ideas sobre la "media naranja", el primer amor, el amor de
mi vida, etc. ¿Qué hay de cierto en todos estos tópicos? ¿Nos ayudan a amar o,
más bien, nos confunden y dificultan nuestras relaciones amorosas?
El amor.
El amor de pareja maduro es un vínculo
psicofísico entre dos personas que permite a ambas crecer y desarrollar lo mejor de sí mismas. Es
decir, cualquier relación que
no nos ayude a sentirnos mutuamente más sanos, adultos y libres no deberíamos
considerarla genuinamente amorosa, a menos que queramos extraviarnos en las más
lamentables confusiones semánticas. Naturalmente, el amor sólo es posible sobre
la base de grandes cantidades de confianza, autoestima y compromiso mutuos, lo
que a su vez requiere que hayamos superado mínimamente nuestro narcisismo
infantil y nuestra neurosis. No podemos amar si no fuimos amados y si, por
tanto, no aprendimos suficientemente a ver, respetar e incluso ocuparnos de los
problemas de los demás. ¡Amar es cosa de personas afortunadas! El amor no es, por tanto, un mero sentimiento,
ni un deseo, ni un placer, ni un deber, ni una euforia. Se trata, más bien, de
una capacidad, un talento, un arte
que depende directamente de nuestra salud y madurez psicológicas.
El enamoramiento.
El enamoramiento no tiene nada que ver con el amor. Enamorarnos significa simplemente
identificarnos y/o idealizar en extremo a alguien, que generalmente representa
lo que nosotros ya somos consciente o inconscientemente, o quisiéramos ser.
También es una forma de sublimar determinados sentimientos y carencias:
admiración, deseo sexual, soledad emocional, narcisismo personal, etc. En otras
palabras, solemos enamorarnos precisamente de las personas que alivian de algún modo nuestro mapa
íntimo de anhelos y conflictos, en un momento dado. El enamoramiento es... ¡un
síntoma neurótico! Por eso, cuanto más vacía, inestable o dependiente es una
persona, tanto más enamoradiza suele ser, y más intensos y breves suelen ser
sus romances. El culto a la "pasión" de estas personas es básicamente
una droga para escapar de sus problemas internos y para evitar -por miedo- las
relaciones profundas y comprometidas.
El sexo.
Se trata, obviamente, de un juego extremadamente placentero.
Un compartir muy íntimo de intensas satisfacciones psicofísicas. Este juego
sexual, aunque puede ir asociado al amor (lo que multiplica su placer), no es
amor, ni necesita del amor, ni produce necesariamente amor alguno. El sexo es
básicamente una forma genital de placer narcisista que puede acompañar, o
intercambiarse por otras cosas, en cualquier tipo de relación humana. Por
tanto, ninguna actividad sexual nos dice nada sobre el amor real entre dos
personas.
Porque nunca dejas de jugar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario