viernes, 4 de noviembre de 2016

VOYEURISMO


El voyeurismo es catalogado como una parafilia en el que se tiene la tendencia a sentir placer con el simple hecho de observar (a escondidas) a personas desnudas o practicando el acto sexual. Lo curioso de esta parafilia es que aproximadamente el 90% de los casos se presentan durante la infancia y se presenta en adultos que de niños recibieron una estricta educación.
Desde el punto de vista psicológico se ha logrado investigar que más del 90% de hombres heterosexuales que tiene voyeirismo tienden a ser hombres inseguros, tímidos, con dificultades para hablar con mujeres. O simplemente por placer.
 El término proviene del francés voyeur (mirón) y encierra en buena medida su excitación en el hecho de esconderse para observar, en otras palabras, no ser descubierto genera una emoción que incrementa el placer que produce lo que se está viendo. Es por ello que algunos especialistas no reconocen como voyeuristas a quienes son aficionados a la pornografía o a quienes pagan por ver un acto sexual en vivo.
 Es importante reiterar que contra lo que se suele creer, el voyeurista suele no recurrir a agresiones o amenazas, y prefiere fisgonear a violar o abusar sexualmente.
Cabe señalar que quien tiene este tipo de tendencias busca saciar sus instintos al acudir a lugares públicos, como parques o playas, o bien hacer uso de cerraduras o rendijas de puertas por las que apenas se pueda echar un vistazo.

Como se indicó con anterioridad, el voyeurista se masturbará en ocasiones mientras mira, pero en otras la sensación será tan intensa que puede llegar al orgasmo espontáneamente con sólo contemplar.
Por otra parte, cabe destacar que los psicólogos consideran al voyeurismo problema mental cuando se lleva a cabo durante seis o más meses en forma continua, y que bien puede ser síntoma de una alteración psíquica, que en ocasiones puede ser grave.
Estudios al respecto señalan que un adulto con este problema revela que en su niñez y pubertad recibió estímulos visuales, auditivos o táctiles, que por razones variadas adquirieron particular significado para él o ella. Por ejemplo, en algunos casos su origen puede relacionarse con abuso sexual infantil, o con la prohibición cruel y reiterada para manifestar su curiosidad infantil en torno a temas sexuales. Particularmente, el inicio del voyeurismo está asociado a la excitación sexual tras la observación, tal vez casual, de una desnudo o una pareja, tratándose en muy alto porcentaje de los padres.
 Los mismos especialistas indican que el voyeur difícilmente acude por propia voluntad a resolver su problema; generalmente es obligado por un familiar o, incluso, por orden de un juez. La terapia en quienes suelen vivir episodios esporádicos no va más allá de sesiones individuales o en grupo, pero en quienes lo manifiestan como rasgo de conductas compulsivas que ponen en riesgo su integridad física y las de otros, se prescribe medicación y psicoterapia.  









Porque nunca dejas de jugar...

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