EL AMANTE
Marguerite Duras
Genero: Erotica - Romantica
Publicación original:
1984
Coleccion: Erotica
Con la Indochina francesa de principios de siglo
como telón de fondo, la historia empieza en el momento en que un hombre de
veintiséis años y una joven de quince, la protagonista, se conocen. La edad de
ambos no es lo único que los diferencia: él, además de chino, es el heredero de
una gran fortuna, mientras que ella es pobre y de descendencia francesa. Pero
ni eso ni el riesgo que corren dada la época parecen importarles. El amor y
sobre todo el deseo surgen entre ellos como algo inevitable, propulsándolos a
más de un año de encuentros vívidos de pasión, descubrimiento y placer.
Pero lejos de ser una bonita historia de amor,
la obra nos transmite, a través de los pensamientos de la niña, pesadumbre y
tristeza, amargura incluso. Parece en realidad el retrato de una vida sin luz.
Y no sólo por las complicaciones de la ilícita relación sentimental, también la
desdichada realidad de su familia hace de la joven una persona infeliz. La obra
parece destinada a mostrarnos la evolución de la chica, a justificarnos esa
actitud rebelde que adopta con su transcurso vital, esa personalidad que la
empuja finalmente a abandonarlo todo e irse a Francia para comenzar una nueva
vida y cumplir su única ambición: escribir.
Sin embargo, lo más sorprendente de todo es el hecho de saber
desde el principio que la protagonista no es otra que la propia escritora. Sí,
Marguerite Duras escribió a sus setenta años los recuerdos de lo que fue su
adolescencia y su paso a la edad adulta, la parte más importante de su vida,
pues fue la que determinó su futuro y su extensa producción literaria.Teniendo
presente que escribió este libro más por necesidad que por intención –así lo
dice ella–, no es sorprendente pues encontrar en él una estructura caótica
equiparable a los propios pensamientos. Es una obra breve, sin capítulos ni
separaciones, de frases cortas y directas repletas de sentimientos y emociones.
Al estar escrita casi para sí misma, cuenta además con elipsis, saltos
temporales bruscos y pensamientos interrumpidos que para ella no tienen
importancia pero que para el lector suponen un extra de concentración. No
obstante, esto que pudiera parecer un inconveniente, no es más que la grandeza
de la obra, el motivo por el que, en mi opinión, hizo ganar a su autora el
Premio Goncourt en 1984. Sin esta presentación desordenada y libre de
restricciones sería como cualquier otra historia; triste, sí, pero común de
igual modo.
Porque nunca dejas de jugar...
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